Estando de misiones me acerqué a un grupo de trabajadores que regresaban del campo, y les invité a rezar conmigo y a reflexionar unas palabras del Evangelio; más tarde un grupo de niñas misioneras se encontraron con los mismos hombres y los invitaron a misa, pero los trabajadores respondieron: "Ya nos dio misa aquí el padrecito." (refiriéndose a mí).
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