Yo era aquel estudiante universitario, sentado en la mesa del patio de la cafetería con los pies en la banca, el pecho inflado y el abdomen recogido; ella era una joven delgada y rubia que se acercaba caminando directo a mí, cada vez más cerca hasta que ella era la persona más cercana a mí, entonces se quedó mirando fijamente mi reloj de pulsera y después siguió caminando sin cruzar palabra conmigo.
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